me llamó la atención un reportaje que leí antiguamente en la Vanguardia. Su protagonista era sergi Blasi. Tiene 43 años y ahora vive en Brasil. Ha remendado su historia tras extraviar la pata derecha en una decadencia de la moto sufrida en 2008, en la tierra Gi-681, junto a Tossa de Mar, en la Costa Brava. Conozco la circunscripción y no es que sea la calle más peliaguda de por allá, aunque tanto da: un animal se le cruzó en el acceso, Sergi cayó y un guardarraíl le cercenó la fuerza que llevaba aun entonces.
ahora Sergi sonríe, antes quedan mil y una peloteras con y contra la Administración, empezando (según escala) con el mismo atestado que realizaron los Mossos D'esquadra, quienes al parecer (nuevamente, por lo que manifiesta la desaparecida) buscaban responsabilizar a Sergi de su decadencia, y acabando con un juicio en el que la Generalitat de Catalunya intentó valerse en biografías mil para dislocar de su admisión en tanto que titular de la vía.
el juez ha juzgado a favor de Sergi. Obtendrá una indemnización de 200.000 euros a escalafón de las cajas del gobierno autonómico luego de que no se hayan podido gustar las argumentaciones que hizo la Administración para ahorrarse el capital. Yo, como vivo en Cataluña, soy uno de los que van a acreditar parte de esa notación que otros gestionan por mí, y lo haré con satisfacción.
evidentemente desearía que Sergi jamás hubiera abatido y aparte todavía que una lanceta de esas que absurdamente pueblan nuestras encogidas le hubiese hundido la vitalidad que llevaba. Pero una sucesión asumida la alagartada generalizada, me alegro de que mi numerario vaya a empantanar a su saquillo, unánimente que me interrogo quién y en limpieza de qué perfectamente decidió ponerle las cosas más imprescindibles aún a una dañada de crucero.
ojo, tal y como me lo averiguo cada sucesión que una desaparecida de manejo me tabla lo mal que la ha negociado la Administración, en otras palabras, cada sucesión que la ha versado mal esa gente a la que gasto por hacer efecto para mí y para mis comparables. No acabo de pillar el ensimismamiento por el cual una cualquiera entra en el hospital con un municipal a sitio para ser extirpado y le falta momento a la Administración para resolver que él solito se lo ha averiguado. Y solamente les falta que se justifiquen a lo L'oréal.
¿dónde queda el descubrimiento que se supone que debe sujetar el personal que se dedica a estas cuestiones? ¿no han pabellón hacer referencia del estrés postraumático, de las zanjas y de otras tantas males que quizá no suelten tanta mortandad como una anca atemorizada, no obstante que tardan mucho más en sanar? Me consta que el riesgo de Sergi Blasi es uno entre profusos millones, no obstante se da la condición de que, por pura estadística, para él es el único acontecimiento.
y cuando a uno le toca el 100 % de la probabilidad, lo último que necesita es según qué talantes tan grotescas como injustificadas.
vía | la Vanguardia (26/5/14)
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La crónica Cuando ciertas heridas cierran peor que una amputación fue publicada originalmente en Motorpasión por josep Camós.
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